Los determinantes delante de sustantivos
femeninos que empiezan por A (o Ha) tónica.—Con frecuencia se
duda de si hay que decir “este aula” o “esta aula”; “este agua” o “esta agua”;
“este agua” o “esta agua”, etc. Pues bien, la regla es la siguiente: sólo los
artículos el, un, y los indefinidos algún y ningún (formas
compuestas de un) preceden en su forma aparentemente[1]
masculina a los sustantivos femeninos que empiezan por a (ha) tónica. El
resto de los determinantes (y adjetivos antepuestos) presentan su forma
femenina normal. Así, hay que decir:
1.
el alma (agua, hacha, asa, aula…)
2.
un alma (agua, hacha, asa…)
3.
algún alma (agua, hacha, asa, aula…)
4.
ningún alma (agua, hacha, asa, aula…)
y
también:
5.
esta (agua, hacha, asa,
aula…)
6.
esa (agua, hacha, asa,
aula…)
7.
aquella (agua, hacha, asa,
aula…)
8.
toda (agua, hacha, asa,
aula…)
9.
poca (agua, hacha, asa,
aula…)
10.
mucha (agua, hacha, asa,
aula…)
11.
primera (agua, hacha, asa,
aula…)
12.
tercera (agua, hacha, asa,
aula…)
Son,
por tanto, incorrectos los sintagmas siguientes:
13.
*la (agua, hacha, asa,
aula…)
14.
*una (agua, hacha, asa,
aula…)
15.
*alguna (agua, hacha, asa,
aula…)
16.
*ninguna (agua, hacha, asa,
aula…)
y
también:
17.
*este (agua, hacha, asa,
aula…)
18.
*ese (agua, hacha, asa,
aula…)
19.
*aquel (agua, hacha, asa,
aula…)
20.
*todo (agua, hacha, asa,
aula…)
21.
*poco (agua, hacha, asa,
aula…)
22.
*mucho (agua, hacha, asa,
aula…)
23.
*primer (agua, hacha, asa,
aula…)
24.
*tercer (agua, hacha, asa,
aula…)
Ténganse
en cuenta, no obstante, las observaciones siguientes:
·
La regla no vale para los
adjetivos que empiezan por a (ha) tónica. Por tanto, debe decirse: la
áspera corteza (y no *el áspera corteza); la agria naranja (y
no: *el agria naranja).
·
En el plural se usan las
formas normales: las almas, unas almas, algunas almas.
·
Si entre el artículo y el
sustantivo se inserta otra palabra, debe aparecer la forma femenina normal del
artículo: la cristalina agua (pero “el agua cristalina”); la
auténtica hambre (pero “el hambre auténtica”).
·
La palabra todo,
tanto cuando es determinante como cuando es predeterminante, se emplea en su
forma femenina normal: toda águila (no *todo águila).
·
Como excepción se dice:
la hache, la a, la Ana que tú conoces (lo mismo con todos los nombres
propios femeninos que empiezan por á: la Águeda).
·
Dígase: “de esta agua no
beberé” (y no: *de esta agua no beberé).
·
La regla no vale para
palabras femeninas que empiezan por a átona. No debe decirse, pues, *El
Alhambra, *el harina.
·
Lo correcto es decir veintiún
armas, y no *veintiuna armas. Pero se dirá veintiuna chicas y
no *veintiún chicas.
Veamos
ahora unas frases con errores por mal uso del determinante:
1.
*Todos los disparos fueron
hechos con el mismo arma.
2.
*Te esperaré con toda la
(todo el) ansia del mundo.
3.
*Se plantarán árboles en
todo este área.
4.
*El rico agua de este manantial
puede faltarnos.
5.
*El amplia acogida que tuvo
su discurso nos impresionó.
6.
*Aquello fue el apoteosis.
7.
*Tu argumento es un buen
arma contra el Estatuto.
8.
*Meteré este otro ave en la
jaula.
[1] Conviene recordar
que las formas el y un que combinan con palabras femeninas que
empiezan por a (ha) tónicas son históricamente femeninas, pues proceden
de los femeninos latinos illam, unam. Por ello, hay que hablar de unas
formas el, un masculinas y otras femeninas.
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