jueves, 1 de diciembre de 2011

Vanguardias históricas- Contexto


1.     VANGUARDIAS HISTÓRICAS

En las primeras décadas del siglo XX se consuma la modernización de las letras hispanoamericanas iniciada durante Modernismo. En este periodo conviven movimientos de muy diferentes procedencias, desde las secuelas directas del Modernismo hasta las Vanguardias. El Realismo-Naturalismo de la centuria anterior evoluciona y se materializa en subgéneros especializados como la novela regionalista, con sus derivaciones (indigenismo, gauchesca, novela de la selva…)
Entre 1910 y 1916 suele situarse el comienzo de la generación de escritores de transición entre el Modernismo y las Vanguardias. A lo largo de la década siguiente, su obra irá madurando a la par que los jóvenes vanguardistas empiezan a remover los ambientes literarios de las capitales hispanoamericanas.



1.1.  Contexto histórico.
La Vanguardia es una corriente artístico-literaria que viene de Europa y se caracteriza por una nueva sensibilidad que busca distintas formas experimentales, oponiéndose a las tradicionales. En la raíz de estos movimientos está la inseguridad humana por la crisis de una sociedad dividida entre tradicionalista y revolucionarios.

Entre los movimientos de Vanguardia más destacados en América son: el creacionismo iniciado por Vicente Huidobro, el ultraísmo representado por Jorge Luis Borges y el surrealismo que aparece en algunas composiciones de César Vallejo o Pablo Neruda. Autores todos ellos destacados en poesía.

Por el contrario, desde los años que siguen a 1920, la narrativa comienza a ser atendida con toda inquietud por algunos de los mismos escritores afiliados a los grupos de Vanguardia. La década de 1920 a 1930 atestigua estos primeros intentos de escribir cuentos y novelas cuyo lenguaje, técnicas y temas se salían ya de la corriente regionalista.
El término vanguardias ha venido designando un heterogéneo conglomerado de movimientos formados en Europa desde la primera década del siglo XX. Aunque originariamente el término tenía un sentido militar (del francés avant garde[1]) se empezó a utilizar en lenguaje político y artístico, en ambos casos por contigüidad semántica con el término bélico primigenio. Las connotaciones de “avanzada militar” explican también el carácter rebelde, agresivo y experimental de las vanguardias artísticas y literarias.

Es importante señalar además el carácter internacional de la Vanguardia, que responde como veremos, a una crisis global generada partir de la Primera Guerra Mundial.
No es fácil unificar cuáles son los criterios caracterizados de un fenómeno tan ramificado, ya que son múltiples las corrientes vanguardistas, tanto a uno y al otro lado del océano, ya que podemos hablar de infinidad de movimientos como: futurismo, expresionismo, cubismo, creacionismo, ultraísmo, estridentismo, surrealismo, dadaísmo, imaginismo… En todas ellas subyace un espíritu polémico frente a lo tradicional y una búsqueda experimental en el fondo y la forma; de ahí que el ideal de la belleza se repudie absolutamente. 

La vanguardia no sólo es el fenómeno estético capital del siglo XX, sino que marca el verdadero comienzo de la época contemporánea: es una ruptura radical con el legado decimonónico que todavía arrastraban las formas de creación en Occidente.
 La mayor consecuencia de la vanguardia es al haber cambiado para siempre el modo de encarar el fenómeno artístico en todas sus fases (producción, consumo y difusión) Al hacerlo así, cambia también nuestra percepción de la realidad, haciéndonos conscientes de que vivimos en un mundo esencialmente distinto. Esto se debe también al papel que cumplieron los grandes descubrimientos y adelantos científico-técnicos, fenómeno acompañante de las vanguardias.
Por otra parte, lo que nosotros nos interesa es un pasaje específico de este proceso: el que integra el espíritu de la vanguardia europea con el de América y como se transforma en algo cuyos rasgos ya no corresponden de toda la idea original.
¿Qué es lo realmente nuevo en la vanguardia? La respuesta se puede desglosar en dos aspectos.
 Por un lado, es una negación o contradicción de lo que nos viene dado por la tradición. La vanguardia tiene un sentido crítico de su propia novedad y se vuelven contra ella: la novedad es enemiga de la novedad, se agota pronto y exige ser reemplazada por otra en una rápida sucesión de descubrimientos. Este mismo afán por producir la conmoción de nuevo contiene los gérmenes que frenan el dinamismo de la vanguardia: convierte el arte en simple moda, algo que se consume en un instante.

Por otro lado, la búsqueda de la novedad supone una indeclinable actitud de rebeldía, de negación y contradicción con todo lo establecido y aceptado, que precisamente provoca su rechazo por ser estático y conformista.

Las vanguardias están en perpetuo estado de ebullición, en una declaración de guerra permanente. Gran parte de la Vanguardia está en sus manifiestos y revistas, en sus actos de provocación, en sus escándalos, en sus ataques, diatribas y en sus actos de provocación. Bajo el impacto de las vanguardias cayeron las viejas barreras que separaban a las artes y se enriqueció poderosamente a todas.
La cuestión del tránsito de la vanguardia entre Europa y América y de las relaciones entre sus respectivos focos es interesante y muy reveladora de otro aspecto esencial del movimiento: el carácter auténticamente internacional de sus propuestas y de su lenguaje.

[***]Estas vanguardias están influenciadas por las nuevas corrientes lingüísticas (formalismo ruso y estructuralismo lingüístico) que hace hincapié en la autonomía del lenguaje respecto a de la realidad. También influye el nacimiento del psicoanálisis. El lenguaje crea realidad, es independiente, se configura la realidad.
La vanguardia, influida por estas corrientes lingüísticas, buscan la ruptura del canon artístico, rechazando la literatura de finales del s.XIX (el realismo y el naturalismo como ese espejo fiel de la realidad, y la poesía burguesa bien pensante y optimista, ordenado y de métrica clásica). El modernismo rompe contra eso y la vanguardia histórica es heredera del modernismo.
Freud con su estudio del subconsciente libera lo onírico, que aparece en la vanguardia (mundo de los sueños desarticulado).

La raíz de la vanguardia es el Romanticismo. El “yo” influye también en la vanguardia, así como el espíritu incomprendido y su individualismo. Los modernistas rompen con la forma clásica de los románticos y de ello beben los –ismos. Es la ruptura del sentido, de las convenciones fonéticas, de la morfosintaxis que invita a la interpretación individual del lector. Experimentación constante del lenguaje. Conciben el arte como un juego, al igual que la vida,  de manera seria. La vida y el arte, fusionadas. 


[1] Parte de una fuerza armada, que va delante del cuerpo principal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario